viernes, 14 de mayo de 2010

Capítulo 59

Cap.59
Desayune en la calle y después de pasarme el suficiente rato para que el aire me aclarara un poco las ideas, me dirigí con un peluche gigante a ver a Nekane.
Aun no había despertado, pero después de hablar con el medico y que me aclarar que era algo normal me sentí mas tranquila.
No pasaron mas de tres días, hasta que estando de camino a casa con las bolsas del súper mi móvil sonó.
Ametz: Si??
x: Ametz?
Ametz: Si, soy yo, quien es?
Georg: Soy yo, Georg…
Ametz: Ayy hola! – me alegre tanto de oírle, que mas bien parecía que hubiera sido Bill –
Georg: Que tal?
Ametz: Bien.. y tu?
Georg: Te llamaba para que me dijeras cual era la clínica en la que se encuentra Nekane.
Pensé que después de unos días sin saber nada de ella, ya era hora que se interesase un poco.
Ametz: No te lo mande en un mensaje??
Georg: Yo no he recibido nada…
Ametz: Bueno nose.. en fin.. la clínica es… - y antes de que pudiera terminar, me pregunto –
Georg: Tu donde estas?
Ametz: Eso es relevante?
Georg: Si. Me da.. un poco de .. reparo ir solo a verla.
Ametz: Estas aquí?? – le pregunte gritando –
Georg: Si.. acabo de llegar.
Ametz: De verdad??
Georg: Si – me dijo riéndose –
Ametz: Pero.. es genial!!
Georg: Me alegro que te alegre
Ametz: Claro!! Bueno pues… pasa a buscarme, si quieres, y vamos juntos! Te parece mejor?
Georg: Claro! Creo que tengo la dirección de tu casa…emmm – me decía mientras se oía un pequeño ruido de fondo – Nekane me la apunto hace,, uff ni me acuerdo.. pero como venia también su numero.. si! aquí esta! ok, estoy en..10 min. Te viene bien?
Ametz: Si, si claro!
Le asegure convencida hasta que en un relampagueo mi mente volvió a la cruda realidad. Si Georg venia a buscarme a casa y la prensa aun seguía ahí, como cada mañana, tarde, mediodía… no solo el se enteraría de todo, si es que ya no lo sabia, si no que sacarían mas trapos sucios de lo que realmente eran.
Ametz: Georg! No, no.. escucha.. que estoy en la calle.. mejor en la consulta de Nekane, ok? que también sabes donde esta..no?
Georg: e.. si, claro. Vale, a mi me da igual. Ok,pues allí te veo.
Pensé que no me daría tiempo llegar a casa, dejar las bolsas y acudir hasta la consulta de Nekane en tan solo 10 minutos, así me evitaba un encontronazo seguro con los periodistas que dia y noche vigilaban mi casa.
La verdad es que después de tanto tiempo, o por lo menos así lo había medido mi mente, me había acostumbrado a llevar 20 sombras tras mis pies que no se separaban ni en los días de lluvia.
Deje las bolsas en el maletero de mi coche, a tan solo 2 calles de mi casa y me encamine con el, a donde había quedado con Georg. Supuse, al llegar, que el 4×4 que estaba en la puerta de cristales tintados, era el suyo.
No se porque, e irracionalmente el estomago me dio un vuelco, al imaginar que en su interior no tan solo se encontraba el, sino que podía haber venido acompañado de Bill como la ultima vez; pero mis dudas se disiparon cuando me acerque y al bajar la ventanilla tan solo vislumbre a dos gorilas en la parte delantera y Georg desde atrás saludándome con cara de cansancio.
Georg: Sube. Iremos mejor con este coche - Dude unos segundos mirando el mío -
Georg lo noto y me pregunto:
Georg: No esta bien aparcado?
Ametz: Si, si.. no pasa nada.
Subí, y en el trayecto que tardamos hasta llegar allí, tan solo cruzamos unas pocas palabras, la mayoría relacionadas con Nekane y la niña, y alguna pregunta preocupándome por el.
Nekane llevaba ya 5 días ingresada, de los cuales, solo se había despertado, los 2 últimos y en sueños, pero según el medico era lo mejor para ella.
Reposo absoluto y nada de cansancio, en este caso ni psíquico ni físico.
Al llegar hasta la habitación, entre yo primera con la excusa de avisar a la enfermera por si estaba, pero la realidad era muy diferente, sabia que no habría nadie, pero quería acicalar lo suficiente a Nekane para que Georg la viera lo mas guapa posible.A los pocos minutos entro, y pude ver la expresión de su cara con toda claridad porque no desvié mi mirada de el. Sus ojos se volvieron mas pequeños y redondos como queriendo agudizar su sentido, y poder captar cada matiz de la situación que ante el aparecía.
Se acerco sigiloso, como si no posara sus pies en el suelo. Nadie me lo indico, pero no hizo falta para que me encaminara hacia la puerta y abriéndola con sumo cuidado les deje a solas.
Ya eran las 10 de la noche y las visitas estaban restringidas, así que cuando llego la enfermera a echarnos, le explique por encima la situación que se había dado y quien era el que se encontraba dentro, aun a regañadientes cejo en su empeño de que nos marchásemos.
No se cuanto tiempo estuvo Georg con ella, pero calcule que alrededor de 2 horas, hasta que la puerta se abrió y con ojos chisposos me hizo pasar.
Nekane se hallaba incorporada en la cama con su pelo negro y algo revuelto sobre los hombros y un camisón gris perla que yo misma le había llevado como regalo tan solo hacia 2 días.
Estaba algo mas despejada y guapa que cuando ingreso y mucho mas contenta de lo que cabía esperar.
Sabia que algo habían hablado, porque el brillo de sus ojos así me lo confirmo, pero después de los obligados abrazos y besos, quise cerciorarme:
Ametz: Que pasa? Por que tanta alegría?
N: Si te parece poco que estéis los dos aquí…
Confirmado! Si no hubieran acordado algo antes, Nekane nunca hubiera dicho algo así.
Ametz: Bien.. que me he perdido?? – pregunte risueña –
Georg: Creo que me quedare algunos días mas de lo que tenia previsto…
Ametz: Que bien! Claro que si!
Nekane asintió contenta.
Georg: Aun así.. vete a casa Ametz, yo pasare la noche con ella…
Ametz: Bueno.. en realidad no dejan a nadie quedarse, pero creo que podré volver a sobornar a la enfermera… jejeje. Solo por ver esa sonrisa lo que haga falta!
Georg: No se hable mas. Yo tengo mi maleta abajo así q.. ahora mismo haremos el cambio.
N: Cambio? Que cambio?
Georg: No pensaras que nos vamos a quedarnos aquí los dos.. bueno los 3! Jajaja – dijo iluminándosele la cara – en esta habitación..??
Ametz: Ah no?
Georg: No. Que quieres que me quede como un cuadro de picasso o que?? Esa butaca no tiene pinta de ser muy cómoda! Tobi ya abr terminado el papeleo así que… voy a bajar a ver.
Pensé por un momento en la imagen de Tobi, armario empotrado donde los haya, entendiéndose con la recepcionistas en.. ingles? imaginaba, en la sección de maternidad. Aquello me provoco una risa instantánea difícil de contener.
Ametz: Te acompaño! Así ya de paso me marcho – no me perdía yo esa imagen ni loca –
N: Vale pues… llama antes de volver por si ya no estamos en esta planta o lo que sea…
Ametz: Que raro que tu no rechistes??
N: Lo 1º que me ha dicho ha sido: ‘ si no me haces caso por las buenas.. lo harás por las malas’ así que.. creo que estoy en clara desventaja.
Ametz: Jajaja. Ok, comprendido. Bueno pues yo.. os dejo entonces – le mire a Georg de reojo y le aclare –
Ametz: Cuídamela
Georg: Para que te crees que he venido?
Georg se quedo unos cuantos días en Barcelona, incluso cuando a Nekane le dieron el alta.
Me hubiera gustado preguntarle porque me puso tanta objeción cuando le pedí que viniera si al final se quedo mas días de los que nadie esperaba, solo curiosidad, pero quiza aquella pregunta solo conseguiría adelantar su marcha y no disipar mi duda, así que me quede con la incógnita.
Yo, de algún modo, me sentía liberada, feliz de saber que Nekane estaba tan bien acompañada y cuidada, incluso pasaba grandes ratos con ellos, pero cada vez que miraba a Georg no podía dejar de preguntarme por Bill. Qué haría? donde estaría? O el por que de aquel distanciamiento?
Quiza de haber tenido algún momento a solas con Georg, le habría preguntado, o quiza no. Es de esas situaciones que sabes con seguridad como acaban y yo sabia que Georg no me iba a decir nada, ni el mas mínimo e insignificante detalle, por que? Ni idea, pero sabia que seria así.
Cuando el me miraba notaba cierta hostilidad hacia a mi, pero no creía que fuera debido a lo sucedido con Nekane, sabia que no. Pero entonces que?Tenia casi mas miedo a sus respuestas que a mis preguntas.
Pero creo que parte de mis dudas se disiparon dejando el hueco exacto para un dolor hasta ahora desconocido, aquel que su entorno sabia y que nadie me quería decir. Traición.
No se si fue el mejor dia para descubrir el pastel, pero por lo menos esa misma semana me la había alegrado, por una parte, el encuentro que había tenido con Raúl y la aclaración en mano mediante la confirmación firmada desde Italia que la sucursal se inauguraba el dia que desde un principio habíamos fijado.
Ametz: No me lo puedo creer!! Y esto?? – le pregunte tan contenta que hasta tenia ganas de llorar! Por fin una buena noticia en los últimos meses –
Raúl: Yo debía encargarme del resto del dinero,.. no? Que menos podía hacer?
Ametz: Pero..ufff. Esto es genial!! – le abrace tan fuerte mientras todavía me debatía incrédula –
Raul: Lo se! Dimelo a mi! Que sin este dinero me veía en la calle!
No conteste a su afirmación porque muy probablemente hubiera sido así.
Ametz: Y como lo has conseguido? Eran 3000 €!!
Raúl: Lo se! Lo mío me ha costado.. pero ha merecido la pena – dijo malicioso –
Ametz: No me lo vas a decir, no?
Raúl: No. Es mejor que no lo sepas… jeje
Ametz: No .. habrás robado?
Raúl: Si.. eso mismo! Jajaja
Ametz: Bueno estoy tan contenta que creo que me daría igual!! Jajaja. Mientras no sea a mi claro!
Raúl: Cuanto me alegra que digas eso…
Ahí termino y comenzó todo, el proyecto que tantos disgustos me había dado por fin echaba a andar solo!
Y por otra el simple hecho de acompañar a Nekane y Georg a la ultima visita del Ginecólogo antes del parto.
N: No hacia falta que me acompañaseis los dos…
Ametz: Si no es que haga falta.. es que queremos venir! A que si papi? – dije con sorna –
No se si a Georg le hizo demasiada gracia mi chiste fácil pero a mi si, así que me rey sola, pensé que hacia tiempo no me sentía así de risueña.
Nekane corto mi risa en el aire preguntándole:
N: Que hacen aquí todas estas revistas?
Georg: No fuiste tu la que me dijiste que te aburrías soberanamente en la sala de espera?
N: Si… y tu has ido a comprarlas?
Georg: Me ves cara de Maruja cotilla??
Ametz: Bueno.. con las gafas adecuadas y un polo de rombos… el amigo perfecto de Mariñas!
Georg: Mariñas? – repitió con su acento Alemán –
N: jajaja. Calla, calla!
Nekane y yo nos reíamos mientras Georg intentaba distinguir si se trataba de un insulto o un halago.
N: Mira el Enrique Iglesias… hasta un parecido tiene contigo! – le salto vacilándole –
Se deleitaban en su discusión de enamorados mientras yo me hacia la loca ojeando todas las revistas que podía a toda prisa, intentando descubrir si alguna de ellas mostraba una vez mas algo referente a mi o a Bill, aunque afortunadamente sabia que tan solo algunas revistas del corazón se habían hecho eco de aquello, la mayor presión la ejercía la prensa juvenil.
Cuando llegue a la ultima de estas publicaciones me llamo la atención que se encontrara entre el resto, y también su existencia, no había visto ni oído aquella publicación en todo mi periodo de rastreadora de noticias.
La portada no me dijo nada pero cuando llegue a las paginas centrales sentí como si el fino corte de estas, me quemara en la yema de los dedos.
La poca sangre que regaba mi cerebro se me callo hasta los pies y me atragante con mi propia respiración cuando intente tragar saliva repentinamente.
Notaba la humedad de mis ojos haciéndome a cada segundo mas imposible la visión, a la vez que un gélido escalofrió me recorrió el cuerpo desde la espalda hasta la nuca.
Solo pude inspirar el aire justo y necesario cuando una redonda y perfecta lagrima corrió la tinta de la cara de Kendra en la pagina central.Cargue mi mano derecha en el apoyacaabezas del asiento delantero del copiloto para centrar el peso de mi cuerpo y susurre en un aullido:
Ametz: Parad el coche por favor.
Nekane me volvió la mirada aun ensimismada en los ojos de Georg.
N: Que dices?
Ametz: Me quiero bajar, me cuesta respirar… - le exprese lo mas calmada que los nervios me permitieron –
Georg: Te has mareado?
Ametz: Por favor, diles que paren! Me estoy ahogando!
Cuando Nekane pareció comprender mis palabras, se acerco mas hacia el extremo derecho del coche, intentando agarrarme la mano.
N: Ametz.. estas muy pálida…
Ametz: Por Dioss que paren ya! – grite cuando comprendí que el tiempo que pasaba corría en mi contra. Estaba disimulando algo que por mas tiempo no podría -
Notaba como el coche se iba reduciendo mas y mas hasta encontrarme en un cubículo tan minúsculo que me robaba el poco aire que la presión de mi pecho me permitía respirar.
Georg: No podemos parar, estamos en la autopista!
N: Una bolsa… que igual vomita…
Georg: No tiene cara de querer vomitar… esta llorando – sentencio Georg con voz metálica –
No quería tener que explicar el motivo de todo aquello, de hecho no pensaba hacerlo, 1º porque no quería y 2º porque no sabia muy bien que seria lo que tendría que decir, era la que tenia que recibir las justificaciones y no darlas.
Mis ojos llorosos no se separaban de las horribles imágenes que parecían saludarme desde mis muslos, como si quisiera regodearme una y otra vez.Kendra con Bill, Bill con Kendra. Un parque que parecía el sitio idóneo para intentar esconder lo que ambos no querían que se supiese.
Pero lo que aquellas fotos gritaban era algo muy diferente. Las muestras de cariño no dejaban duda, en todo momento se mantenían en contacto físico: besos, caricias, abrazos.. miradas… y aunque no supe descifrar con exactitud la expresión de Bill aquello fue la confirmación definitiva de su indiferente comportamiento.
Cerré la revista cuando Georg se inclino para ver que era lo que mantenía entre las manos.
N: Pero neni.. que te pasa?
Georg: Parece que hayas visto un fantasma … - dijo calmado –
No quería responder, porque si volvía a inspirar un ápice de aire sabia que rompería a llorar sin consuelo y entonces si que tendría que dar mas de una explicación.
N: Parad el coche en cuanto podíais – dijo Nekane inclinándose hacia delante –
Georg: Nekane no podemos parar aquí, es peligroso!
Por que me pareció que Georg quería presionarme?
N: Es que no se porque hemos venido por aquí? Este camino no lo conozco ni yo.
Georg: Dale en la espalda! – ordeno Georg –
N: Como??
Georg: Dale en la espalda que se ahoga! No esta respirando!
Nekane se giro mas a prisa de lo que mis ojos proyectaron. Yo hacia rato que lo veía todo a cámara lenta, de hecho las fotos habían pasado a mi mente como una pequeña película en la que no faltaban los mas minúsculos detalles.
Solo veía una y otra vez en el centro de mi retina la imagen de Bill y Kendra, en especial una de ellas, la que ocupaba la mayor parte de las dos paginas del reportaje; abrazados, comiéndose con la mirada, mientras en los extremos de mi visión todo estaba borroso incapaz de distinguir la realidad de la ficción.
Sabia que no me podía derrumbar ahora, cerré los ojos inclinando mi cabeza hasta dar con el asiento, entrelazando los dedos e intentando hacer aquellos ejercicios respiratorios que ya conocía de memoria gracias a Nekane.
Sus voces llegaron a formar parte del escenario y pude guardar toda la tensión contenida hasta que sentí como el vaivén del coche dejo de acunar mis pesadillas.
Me incorpore en un respingo y cogiendo entre mis manos el bolso y la revista dije en un sonido sordo:
Ametz: Luego te llamo Neki, no te preocupes, de verdad.
No le di la oportunidad ni a responder, pero estando a unos metros ya alejada, me volví para cerciorarme de lo que repentinamente se me había antojado como una posibilidad.
Mi mirada se clavo en Georg que parecía saber lo que estaba pensando y no la desvió hasta que la comisura de mi boca se torno en un gesto de suplica y reproche que pareció comprender a la 1º. Sabia que lo sabia.
Me encamine hacia no sabia muy bien donde, solo deseaba un lugar donde poder pensar a solas y tranquila, llorar a gusto y después intentar calmarme, porque el estado nervioso en el que me veía envuelta era el boleto prefecto para mandar todo a la mierda en tan solo 1 llamada.
Me senté en una pequeña plaza que encontré a pocos 10 minutos para volver a ojear la revista, las gafas de sol ayudaron a que no demasiada gente se diera cuenta de la situación.
Decía lo que yo ya sabia: ‘Bill y su exnovia retoman su relación’
No daban fechas ni datos exactos, pero tampoco hacia falta, las imágenes dejaban poco a la imaginación; aunque la mía hacia un trabajo realmente bueno a pesar de todo.
Solo quería saber cuando y porque, y aunque sabia que aquellas respuestas me iban a costar lo que se supone que tenia con Bill, de todas maneras teníamos los días contados.
Cogi el móvil en mi bolso y mientras buscaba su numero con dedos temblorosos sentí un sudor frío resbalar por mi espalda erizándome el vello.No sabia que le iba a decir pero estaba segura que al oír su voz todo se me agolparía en la garganta sin necesidad de pensar; y cuando aquello sucedió, un sentimiento totalmente encontrado fue el que me invadió:
B: Ametz?
Ametz: Hallo… - dije sin pensar, creo que su voz me bloqueo –
Ambos nos quedamos en silencio esperando la reacción de otro, yo temiendo que hasta pudiera leerme la mente en el silencio.
Dijimos los dos a la vez:
Que tal? – nos echamos a reír, yo sin ganas pero intentando ocultar el verdadero motivo de mi llamada –
B: Tu primera que has llamado – me dijo risueño –
Note en su voz un tono que hacia tanto no escuchaba que me pareció totalmente desconocido.
Ametz: Estas contento?
B: La verdad es que si
Ametz: Me alegro – le dije con desgana hundiéndome mas –
B: No parece que pueda decir lo mismo de ti… - me respondió firme pero alegre –La poca paciencia que me quedaba e intentaba mantener me la agoto con aquella frase.
Ametz: Por que cada vez que nos alejamos es como si fueras una persona distinta a la que yo he conocido?
Supongo que mi pregunta le pillo desprevenido y por eso tardo en contestarme.
B: A pesar de no saber a que viene esto, te responderé. Creo que ese sentimiento es mutuo.
Ametz: Yo???
B: Me has llamado para discutir por algo que ni siquiera se lo que es, o para joderme el dia de felicidad?
Me quede tan helada con su ultima ‘pregunta’ si a eso se le podía llamar interrogante, que hasta las imágenes que ocupaban el 100% de mi mente se habían esfumado dando paso a la grosera voz de Bill retumbando en mis oídos. No supe que responder.
Ametz: Si es realmente lo que piensas.. no tengo nada mas que decir.
Respiro profundo para terminar diciendo:
B: No quería que sonase así pero.. es que últimamente no se que es lo que te pasa!
Ametz: Ja! A mi?? – le conteste alucinada –
B: Vas a preguntarme todo lo que te diga en 1º persona?
Ametz: Bill, tenemos que hablar! – le dije en un tono tan frío que hasta a mi me sorprendió –
B: Bien, en algo coincidimos…
La revista callo al suelo, enredándose en mis pies mostrándome una vez mas lo que aun seguía palpitando con vida propia.
Tuve que morderme la lengua hasta sentir el ácido sabor a oxido de sangre en mi boca, para no gritarle todo lo que realmente pensaba en ese mismo momento.
B: Si se puede decir que lo que estamos haciendo es hablar… dime.
Ametz: Por teléfono no; quiero verte.. y además no es el momento…
B: Ee.. pero.. bueno.. vale.. la verdad no se cuando… - espere en silencio – cuando podrás venir? - termino diciendo dubitativo –
Ametz: yo?
B: Si, yo no voy a poder ir y aun así veo difícil el que podamos coincidir – aseguro áspero –
Ametz: Si no quieres no me pongas excusas, es inútil que ambos perdamos el tiempo con esto…
B: ‘con esto’ ¿a que te refieres?
Ametz: Querer es poder
B: Sabes que no es así
Ametz: Yo ya no se nada
B: Ya somos dos
Ametz: Sabes? – le solté casi sin dejarle terminar – empiezo a estar un poquito cansada de tus juegos de palabras!
B: Y yo de intentar seguirte el hilo a una conversación que no le veo el sentido mientras intento adivinar tu autentico motivo y enfado!
Suspire tan hondo que note como casi el aire llegaba hasta mis rodillas.
Ametz: No hace falta que pienses, ya es tarde para eso.. bueno creo que ya es tarde para todo – pensé en silencio y continué – no te voy a dar mas problemas ni te voy a arruinar mas días de felicidad, no te preocupes… - ‘se acabo’!! me falto decir, pero las palabras se me enredaron en la garganta y ni las digería ni las soltaba.
B: Ahora vas de mártir?
Ametz: Fuuuuu – resople – no tengo ganas de aguantar tus sarcasmos ni un minuto mas! Tu mal genio lo pagas con tu amiguita, conmigo no, y si me vuelves a llamar que sea para confirmarme el dia que nos vamos a ver si aun te quedan ganas, sino ahorrate el esfuerzo, porque se que es eso, lo que supone para ti.
B: Para para para! Amiguita??
No se porque no colgué el teléfono! Sabia que mi conciencia me castigaría por eso, de hecho ya había empezado a hacerlo.
Ametz: Cuando?
B: Cuando que?
Ametz: Esa va a ser la gran pregunta que te voy a hacer nada mas mirarte a la cara, así que mira si soy tonta que te dejo todo el tiempo que quede para que pienses una buena coartada y que consigas que me la trague, por lo menos para terminar esto como dos personas adultas!
B: No creo que estés en derecho de preguntar nada, si quedo contigo es porque quiero respuestas.
Me empezó una risa nerviosa que en realidad no sabia ni como definir. Solo se que la impotencia cubrió cada célula de mi cuerpo.
Ametz: Respuestas? – le grite entre dientes - Entonces yo quiero una declaración firmada! No te jode!
B: El viernes que viene.
Ametz: Como?
B: Te llegara en dos días el billete a tu casa, no lo pierdas. – y colgó –
Todavía sostenía el auricular en mi oído como esperando un ‘adios’ o algo por el estilo, sabiendo que tampoco así me hubiera despedido, aun estaba en la 1º lindez que Bill me había regalado ‘Me has llamado para discutir por algo que ni siquiera se lo que es, o para joderme el dia de felicidad?’
Permanecí sentada en aquel banco mas tiempo del que hubiese querido, mas que nada porque perdí un tiempo precioso, no conseguí adivinar nada mas de lo que ya sabia y me estaba congelando. Solo conseguí poner a Bill de sobreaviso y que pudiera pensar y trajinar tanto como quisiera hasta conseguir una excelente excusa.
Los días hasta el siguiente viernes pasaron lentos y agónicos, pensaba que jamás llegaría ese dia. El volver a verle, volver a sentir aquel nudo en el estomago que me impedía respirar hasta que notaba su aliento bajar por mi garganta deshaciéndolo, sentir sus manos finas y suaves como me acariciaban, el frío metal de su piercing rozando mi lengua… eran sensaciones que no había olvidado pero permanecían ocultas en lo mas hondo de mi ser y cuando sabia que Bill probablemente nunca las había compartido conmigo, se enterraban mas aun.
Nadie sabia a donde me dirigía ese finde semana excepto Nekane y mis dos únicas amigas, imaginando que Georg lo sabría por extensión.
Nekane había mejorado bastante, y yo sabia el motivo. Georg le había dado lo que ninguna medicina ni reposo hubieran podido hacer por ella.
Solo me dijo cuando le conté mis planes por teléfono:
N: Ten cuidado
No quise preguntar el porque de su advertencia pero imaginaba que ella dominaba algún dato que yo no, y sabia quien se lo había facilitado, pero como no quise ponerla en un apuro ya que aposté a que había jurado no decirlo, no la presione para que me contase nada mas.
Tan solo la respondí:
Ametz: Lo intentare… - y un bufido entrecortado le hizo saber lo que pensaba –
N: Lo siento…
Ametz: No lo sientas, haces lo que debes, sino te estarías pareciendo a mi…
N: Pásalo bien.
Ametz: Lo intentare.
Cuando llegue a Hamburgo hacia mas frío del que esperaba, pero y aunque sin ganas, me había asegurado de llevar ropa para cada una de las estaciones del año, por si acaso.
Un coche BMW negro estaba en la puerta de llegadas al lado de la parada del autobús tal y como Bill me indico por un mensaje el dia anterior.Tan solo con divisarlo se me revolvió el estomago imaginando si Bill estaría en el o no, las ultimas ‘palabras’ que había cruzado con el habían sido: ‘Te llegara en dos días el billete a tu casa, no lo pierdas’ y de eso, hacia una semana.
Inspire hondo mientras afianzaba mis pies en el suelo intentando tomar la fuerza necesaria para imponer el paso y que mi camino hasta el coche denotase despreocupación mas que desesperación.
Al llegar y antes de ni siquiera rozarlo salio un hombre desde la puerta del copiloto que me dijo:
-: Hola, soy Merthyn, y usted deber ser Ametz.
Ametz: Ee.. si, pero llámame de tu, por favor
Me sorprendió: 1-su perfecto castellano 2-su amabilidad 3-su belleza
Imagine que era uno de los nuevos guardaespaldas, sin atreverme a preguntárselo.
El hombre que conducía era bastante mas mayor y ni siquiera se giro cuando entre en el coche. Pregunte amablemente hacia donde nos dirigíamos y me dijeron que a un hotel del centro.
Bill iba a despedirme en un hotel?? No había podido elegir un sitio mas frío e impersonal que un hotel desde luego, aunque mirándolo por otro lado, en uno nos conocimos y en uno iba a acabar todo. Seguro, y cociéndole, el también lo había pensado, apuesto a que de hecho lo había planeado así, casi nunca se le escapaba nada.
Llegamos y en realidad no supe ni de que hotel se trataba no solo por los cristales tintados del coche y porque entrásemos directamente al garaje sino porque los nervios habían llegado a nublarme la vista lo necesario como para solo alcanzar a verme los pequeños pliegues de mis manos que gracias al sudor se hacían mas visibles.
Merthyn me ayudo a salir del coche y me dijo que me llevaría hasta el lugar exacto.
Inspire tanto que lo debió asustar cuando me miro con cara de sorpresa.
Le seguí hasta el ascensor pero sin ladear mi mirada del suelo. Cuando llegamos a la 4º planta imagine la escena que me esperaba y me dio un vuelco el corazón.
Cuando las puerta del ascensor se abrieron me quede petrificada viendo como Merthyn se alejaba sin que pudiera seguirle, le alcance segundos después sin que se diese cuenta pero a mitad del pasillo y cuando el pánico me estallo a borbotones le dije:
Ametz: Perdona.. necesito ir al baño.. me puede indicar donde esta? – le pregunte lo mas serena que pude –
Merthyn: Bueno.. en la habitación habrá baño, esta ahí mismo. – me señalo con el dedo índice –
Ametz: Ya.. quería decir antes de entrar… - y viendo que se quedo pensativo le conteste – la habitación es…?
Merthyn: La 614
Lo sabia! Lo había preparado todo! Hasta el mas mínimo detalle. El mismo numero de habitación que cuando nos conocimos en el Ritz de Madrid.
Ametz: De acuerdo sabiendo el numero podré ir yo sola.. muchas gracias Merthyn.
Merthyn: De nada – me contesto reticente teniendo reparo en dejarme allí sin haberse asegurado de mi entrada –
Ametz: No voy a echar a correr!! Jajaja – me salio una risa tan forzada que hasta se pareció mas a un lamento –
Merthyn: No pensaba eso. Encantado de haberla conocido
Ametz: Lo mismo
Y se giro para dirigirse a las escaleras.
Cuando me hube quedado sola en el pasillo me encamine hasta el final de este para poder abrir la ventana que había y respirar todo lo hondo que pude. Coloque la maleta a mi lado y puse sobre ella el bolso, dejando caer sobre mis manos apoyadas en el alfeizar, mi cara.
Al contraer el estomago parece que también disminuyo el enorme hueco que tenia en el y los nervios parecieron camuflarse con el silencio de la estancia.De fondo los múltiples pitidos típicos de cualquier mediodía en una gran ciudad y el relente del sol alcanzando el edificio cuando ya empezaba a trepar por la fachada.
La respiración se me fue haciendo mas lenta hasta que se hubo normalizado y por un momento deje la mente en blanco, vacía de todo, sin pensar en nada, absolutamente nada, un ejercicio que había practicado mucho la ultima semana y que me había servido en gran manera, y mas ahora llegado el momento.
Me sentí serena, fuerte y enérgica justo cuando mas lo necesitaba, cosa que me alegro porque con el optimismo por delante me seria mucho mas fácil afrontar todo y evitar en la medida de lo posible el derrumbarme frente a el.
Levante el mentón irguiéndome todo lo que pude hasta sentir aquel pequeño crujido que me recordaba como siempre la molesta rotura de costillas años atrás. Inspire, pero aun sin abrir los ojos y un reflujo de amargura se me centro en la boca del estomago con la única e incumplida promesa que Bill me había hecho: ‘asi como te prometí que se arreglaría todo y así ha sido, te prometo que no te volveré a fallar’
Creo que la definición de ‘prometer’ y ‘fallar’ para Bill y para mi no era la misma, o es que simplemente todo le daba igual.
Deseche aquellos pensamientos pues el humo de los malos recuerdos volvía a apoderarse con mas ganas de afianzarse que antes. Ladee la cabeza como si así los fuera a ahuyentar con mas seguridad y ni siquiera me pareció real el suave aliento que sentí en mi cuello, quiza porque el frío que impactaba en mi cara me había insensibilizado lo suficiente; pero aquel susurro ahogado que le siguió, si:
B: Tanto miedo me tienes?

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