viernes, 14 de mayo de 2010

Capítulo 67

Cap.67
Ahora ya no sabia si la opinión de Tom era realmente lo que quería conocer, o solo verle porque pensaba que el, si, me regalaría los oídos y me diría aquello que yo quería oír. Pero como lo que en realidad era, me dijo la verdad, aquella con la que todos mis amigos coincidían y que de una vez por todas termine por aceptar.
No me hizo falta mucho tiempo, para calmarme y ver las cosas desde donde en un principio tenían que haber estado y tras salir del baño me dirigí de nuevo a la sala, donde ya no había nadie.
Ursula se mantenía firme pero demasiado rígida como para que su semblante reflejara lo que ella deseaba y con el paso de las horas, solo había una misma cara plasmada en todos los allí presentes.
Nadie pareció saber el momento exacto en que Nekane fue trasladada al paritorio, pero si el instante decisivo que por fortuna o desgracia me toco vivir con Georg.
Uno de los médicos del equipo encargado en el parto, salió sujetando los guantes de látex en su mano izquierda mientras con paso firme y rápido se acercaba hasta nosotros.
Esa transición duro unos pocos segundos, pero los suficientes como para que ambos supiéramos que no iba a ser portador de buenas noticias.
Inspiró hondo, como sabiendo que aquel instante que estaba tomando para atreverse a decirlo era un lujo que no se podía permitir, pero podía mas que la decisión de hablar.
Dct: Sr. Listing..
Georg: Hable ya!!
Mis ojos aun sin poder pestañear solo estaban clavados en los finos labios de aquel medico cuarentón y canoso que parecía estar viviendo el peor momento de su vida. Los segundos a cámara lenta y la paciencia que se agotaba con cada respiración hizo que Georg le cogiera por los brazos apremiándole en su decreto.
Georg: Hable!!
Dct: Llegados a estas alturas.. mas vale prevenir que lamentar..
Su ingles era mejor de que ninguno hubiera imaginado.
Georg: No entiendo lo que me quiere decir! – decía Georg con voz fuerte y la viva imagen de la desesperación en la cara –
Dct: Necesitamos que firme un documento..
Georg: Que documento?
Dct: Aquel que nos autoriza para decidirnos por la vida de la madre o de la niña si el caso se diera
Mis ojos aun no habían alcanzado a verle del todo su cara cuando termino de decirlo, pero aun sin hacerlo dirigí la mirada hasta Georg en un intento de adivinar cual seria su reacción.
Miro las blancas hojas que el medico sostenía entre sus manos como si de un momento se le fueran a tirar encima para morderle.
Tras algunos minutos y sin ninguna pregunta por medio, me senté junto a el en uno de los bancos del pasillo, con mi brazo sobre sus hombros.
Después de que un absoluto silencio nos dieran tiempo a pensar a los dos, me atreví a preguntarle:
Ametz: Georg, por que no has preguntado el por que de esto?
Georg: Ya lo sabia
Ametz: El que sabias?
Georg: Que esto podía pasar
Ametz: El que te darían a elegir?? – conteste alucinada –
Georg: Si… - contesto cuando se giro dándome la espalda –
Note como mi presencia podía llegar a incomodarle, pero me dolía en el corazón dejarle allí solo sabiendo lo que estaba pasando.
Ametz: Quieres que me vaya?
No contesto, y era como si hubiera dejado de respirar. De hecho tuve que hacer un esfuerzo visual para cerciorarme de que su ancha espalda aun se movía. Pose una de mis manos sobre el, y fue cuando sentí que había comenzado a llorar.
Ahora veía como las lagrimas comenzaban a empapar su pantalón verde caqui, y como sus manos parecían el único apoyo no solo para su cabeza sino para las pocas fuerzas que le quedaban.
Me sentí tan compenetrada con el, que el esfuerzo que pensé que me costaría hacerle girar hacia a mi se convirtió en un pequeño empujón con el que conseguí que Georg reposara sobre mi hombro llorando como un niño pequeño.
Jamás imagine que aquella situación se pudiera llegar a dar, ni si quiera en el peor momento que nos quedaba por vivir.
Siempre dicen que hay que sacar algo bueno de lo malo, y es que aunque ninguno quisiéramos, quizá aquello nos estaba uniendo mas de lo que nadie hubiera podido concebir.
Pasaba una y otra vez mi mano sobre su lacio pelo intentando encontrar las palabras adecuadas, pero en esos momentos no sabes ni que decir, hacer o ni si siquiera pensar, pero solo rezaba para que nadie nos llegara a ver en esa situación o la voz de alarma se dispararía mas de lo que ya estaba.
Ametz: Georg… - comencé en un susurro - .. puedes contármelo
Sabia que no hacia falta mas explicación que esa, que ambos sabíamos de que hablábamos.
Ametz: Puedo ayudarte, no lo lleves tu solo. Esta decisión puede y.. va a cambiar tu vida, deja que te ayude… si es que me lo permites.
Intente no llorar y lo conseguí. No se de que manera, ni muy bien porque, pero lo que menos le hacia falta en aquellos momentos era una persona a su lado mas débil que el.
Se inclino hacia atrás hasta estar a mi altura y me miro con ojos rojos como la sangre para torcer el gesto y enjugarse las lagrimas que aun corrían por sus mejillas.
Georg: No quiero perder a ninguna de las dos – me confeso hundido –
Ametz: Ninguno queremos Georg, pero hay que prevenir.
Georg: Nekane nunca! – se adelanto a decir –
Ametz: Entonces ya esta decidido
Veía en su cara que las dudas le comían por dentro y que la sola idea de tomar la decisión equivocada podía con el.
Ametz: Nadie jamás te culpara por ello Georg
Georg: Puede que Nekane si…
Ametz: No. Además no esta nada decidido… es solo una medida preventiva
Georg: Ella no me perdonara, lo se – sentencio mirando al frente serio como en un principio –
Ametz: Es por su bien!
Georg: Tu lo sabes Ametz! Su hija era lo que mas quería en este mundo! Mas que a mi!
Tenia tanta razón que oírlo también de mi boca no beneficiaria en nada, así que me limite a callar.
Ametz: Georg no se trata en realidad de eso, sino.. de dos vidas que están en juego, y sobra el decir que te dirían sus padres si les preguntases no?
Georg: Ella me cedió a mi la autoridad de tomar la decisión si esto llegaba.
Ametz: Lo imagino, así que con mas razón. Si ella confiaba en ti es por algo, sabia que lo ibas a hacer bien, se fió de ti. – le tranquilice –
Saco de su bolsillo derecho un fino bolígrafo de metal y firmo las 6 hojas pertinentes. Se levanto secándose la cara con el dorso de su jersey y se dirigió en silencio y rápido hasta el despacho del Doctor.
Pensé en no decir nada al entrar de nuevo en la sala, hasta que Georg llegara y ver cual seria su actuación.
Ursu estaba hablando con Tom y Gus, mientras Jon se mantenía al móvil y los padres de Nekane atendían en la puerta de Urgencias a los muchos familiares que habían acudido.
Al entrar todos me miraron expectantes como esperando a alguien diferente.
Ursu: Algo nuevo?
Ametz: De.. momento, no – mentí –
Me senté en una de las sillas, no haciendo mucho caso a la conversación que mantenían aun cuando sentía la mirada de Tom clavada. Solo me despertó de mi trance el vibrador de mi móvil en el pantalón.
Al sacarlo, fue como volver de nuevo a la realidad de mi vida, que se paralizo una vez mas al leer:
Cris: Esta no os la perdono! Y te lo digo muy en serio! Solo voy por Nekane! No tiene nombre!
Releí unas 10 veces el corto mensaje sin muchas ganas, porque al comprenderlo sabia que otro problema y de los gordos se avecinaba.
Me levante automáticamente y tan solo le mostré la pantalla de mi móvil a Ursula que abrió los ojos como platos, para después girar mi mirada hasta Gustav.
Ametz: Y bien.. no tienes nada que contarnos?
Gus: Yo? – se sorprendió –
Ursu: Se lo ha dicho!
Gus: De que habláis?
En otra ocasión probablemente hubiéramos empezado un juego divertido de palabras que además nos hubiera dado la oportunidad de averiguar aquello que Cris no quería reconocernos, pero mi picardía se había esfumado ya hacia algunos días.
Ursu: El desgraciao de el se nos ha adelantado!
Gus: Hablas de mi?
Ursu: Bueno yo creo que ya es hora de que alguien nos cuente que pasa aquí, y ese vas a ser tu majete! – le amenazo con el dedo –
T: Creo que me he perdido algo
Ursu: Que es lo que tienes con Cris y porque nos estas quitando el papel de amigas?? – se dibujo una pequeña sonrisa en su cara que Gus no tardo en devolver –
T: Buah.. por donde empezar?
Gus: Cállate Tom, no empecemos, eh?
Ursu: Déjale que hable! O prefieres hacerlo tu?
Gus: No tengo nada que decir…
Ursu: Y por que Cris esta de camino aquí??
Gus: Pues será por ver a su amiga, no? Es lo mas normal!
Ursu: Seria lo mas normal de no ser porque ninguna de nosotras la hemos avisado! Chivato traidor!!
T: Otro insulto mas para mi lista del enano, chivato! – le regaló -
Gus le lanzo una mirada envenenada a Tom mientras se reía con Ursu.
Gus: Cris no lo sabia?¿ - pregunto alucinado –
Ursu: No, pero gracias a ti si, y ahora que ‘nosotras’ nos vamos a ganar el broncon del siglo por no decir del milenio… nos merecemos que nos cuentes que se cuece entre vosotros!!
T: Si piensas que este pan sin sal te va a responder a algo como eso, es que no le conoces bien. Aunque yo por un módico precio te cuento lo que tu quieras
Ursu: Por cuanto?
T: Una noche
Ursu: Trato hecho!
Gus: Pero que es esto?? Trapicheando guarrerias sobre mi vida en un hospital con una amiga de parto??
T: Exactamente eso enano!
Gus: No lo harás! – le amenazo a Tom –
T: El que?
Gus: Contar nada, en 1º lugar porque no sabes nada
T: Ah no?
Gus: No!
T: Que no se? O que no me atreveré?
Gus :Que no sabes nada pimplai!
T: Bien… - carraspeo dándose un leve golpe en el pecho – Ursu preciosa, que prefieres primero, el capitulo de las vacaciones de verano o la noche de Barcelona?
Ursu: Que vacaciones de verano?
T: Las que tiene planeadas para irse o a Isla Margarita o a Isla Mauricio
Solo pude oír el sonido hueco del capón que Gus le propino a Tom antes de volver a bajar su mano.
Gus: Ni se te ocurra!! Como eres tan cotilla puto rastas??
T: Sin Bill y sin Georg no tengo a nadie mas que espiar enano
Gus: Te mato, me oyes? Te calcino una a una esas asquerosas trenzas que tienes por pelo, y ten por seguro que con la mierda que tienen ardes entero fijo!
Ursu: Jajaja, hasta va a ser gracioso y todo el asesino este! Jajaja
T: Como dices? El asesino?
Ambos se quedaron inmóviles con el mote que a Ursula se le acaba de escapar y que por supuesto tendría que explicar.
Les deje en aquella conversación tan entretenida y me alegre que por lo menos alguien todavía tendría humor a pesar de todo.
Salí a ver si Georg había vuelto, pero el pasillo seguía mas desértico que hacia unos minutos, así que opte por lo que hasta dia de entonces nunca me había dado por hacer, y al sentir la primera dosis de humo entrar en mis pulmones junto con el frío helador adivine que desde ese momento seria la única manera de desconectar.
Deje la mente en blanco a pesar de todo, y no pensé en mas que la manera de escapar de todo aquello una vez Nekane saldría del hospital.
No abrí los ojos hasta que una respiración se acompaso a la mía.
Sabia antes de hacerlo quien era y aun así se me embrabucaba el corazón cada vez que mis ojos le descubrían.
Su cara ligeramente girada apostada junto al marco de la puerta, sus piernas cruzadas y un cigarro que compartir.
T: Tira esa mierda y fuma esto anda
No abrí los ojos hasta que una respiración se acompaso a la mía.
Sabia antes de hacerlo quien era y aun así se me embrabucaba el corazón cada vez que mis ojos le descubrían.
Su cara ligeramente girada apostada junto al marco de la puerta, sus piernas cruzadas y un cigarro que compartir.
T: Tira esa mierda y fuma esto anda
Le mire desconcertada pero acepte encantada su invitación.
Ametz: Que es?
T: Fuma y veras
Antes de probarlo debía haberlo adivinado mas que nada por el olor que desprendía. Al hacerlo una sonrisa se me escapo sin permiso recordando mis años en el lado oscuro de las drogas, un pasado divertido pero enterrado del todo.
Ametz: No sabia que te gustara la hierba
T: Casi nadie lo sabe
Ametz: Nunca te he visto fumado?
T: Es una pregunta?
Ametz: Supongo…
T: Creo que no, solo me lo permito en épocas de ‘vacaciones’
Ametz: Y ahora que buena falta nos hace a todos!
T: Fumas?
Ametz: En realidad no, solo en noches de desfase con las lagartas
T: Entonces?
Ametz: Se me había ocurrido que era lo único que me haría desconectar
T: Que pasa? – me pregunto al instante –
Ametz: Como? – le mire de nuevo –
T: Que va mal?
Ametz: Eeee… nada en especial, no?
T: Me lo preguntas a mi?
Ametz: Has visto a Georg?
T: No, y tu?
Ametz: Tampoco..
Una conversación en la que ambos queríamos saber pero ninguno quería decir demasiado. La interrogante era el medio perfecto para conseguirlo.
T: No quieres hablar de ello?
Ametz: No – conteste cortante. Al darme cuenta le mire y le pedí disculpas con la mirada –
Ametz: Prefiero no hacerlo, cuéntame algo que me saque de este agujero aunque sea lo que nos dure el canuto por favor.
T: Si es por eso tengo mas! Jejeje – intento simpatizar –
Ametz: Pues haz que se pare el tiempo suficiente para que me agarre un buen pedo a Maria!
T: Si por mi fuera…
El silencio me hizo recordar el frío que hacia allí fuera y lo poco apropiado que era estar fumando Marihuana en la puerta de un hospital.
Ametz: Tom, no creo que estemos en un buen lugar.. haciendo esto.
T: Pero si todavía no te he tocado!! – soltó gracioso –
Ametz: Jajaja – sonreí sin ganas – no empieces y vámonos al parking
T: Si a ti te pone mas allí.. por mi ok, no problem baby!
Ametz: No cambiaras eh?
T: Si esto te hace sonreír… no – me contesto risueño –
Ametz: No quieres estar con Georg?
T: Si no ha aparecido es porque quiere estar solo, le conozco.
Ametz: Aahh.. vale
Nos dirigimos con paso firme hasta el aparcamiento se que encontraba justo en un lateral del hospital y donde entre dos coches nos acomodamos, como un par de quinceañeros porretas.
T: así te vas a helar
Ametz: Ahora de momento no siento el frío
T: Bueno de todas maneras ponte esto – me sugirió mientras se quitaba su sudadera y me la ponía sobre los hombros –
Ametz: No hace falta Tom..
T: Yo llevo demasiada ropa, a mi me sobra
Ametz: Eso va con segundas? – le dije picara –
T: Bien! Empiezo a ver a la Ametz que conocí!
Ametz: Contigo es imposible no serlo!
T: Imagino que eso es.. un piropo?
Ametz: Si
T: Ah! Entonces gracias simpática – me dijo mientras me daba un pequeño codazo –
La siguiente calada termino con lo que quedaba del porro y lo tire bajo mis zapatos para aplastarlo.
T: Bueno pues sino te importa me voy a hacer otro porque te lo has fumado a cara perro maja!
Ametz: Que exagerado!
T: Tu le das a esto, no?
Ametz: No, pues?
T: y una mierda! Una persona que no fuma a menudo no se fuma uno casi entero ella sola y esta tan normal como tu!
Ametz: Tuve un época oscura en mi adolescencia…
T: Y aun la mantienes?
Ametz: Que no, que no! Jejeje. Que no fumo.
T: No me lo creo
Ametz: No te miento Tom. De verdad
Me miro arqueando una de sus cejas y se fue acercando mas y mas hasta que pude sentir su aliento en mi nariz, y cuando pensaba que lo iba a hacer sin ningún lugar a dudas, su mano empezó a revolver el bolsillo contrario a su posición, en su sudadera colocada sobre mis hombros sin desviar su mirada de mi.
T: Tranquila, no te voy a hacer nada – me aclaro con su aliento en mi boca –
Ametz: No se porque, pero lo sabia
T: Eso no es lo que me dicen tus ojos
Ametz: Mis ojos no valen de referencia, estoy fumada!
T: Lo que he visto en ellos no es eso guapa
Gire la cabeza a la vez que el se separo de mi.
T: Estate tranquila Ametz, no te sientas culpable
Ametz: Como dices?
T: Necesitas aunque sea media hora de desconexión del infierno de ahí dentro, ya no puedes hacer nada
Ametz: Por que dices eso?
T: Se que es lo que estabas pensando
Ametz: Es que aquí no hago nada.. de provecho
T: Y dentro si? Esta su familia, su novio, el resto de sus amigos…
Ametz: Ok. Dejémoslo
T: Si, es cierto! Perdón, me lo habías pedido – se apresuro mientras me regalaba un guiño –
Le mire como sus dedos se desenvolvían perfectamente entre la palma de su mano viendo la destreza que tenia para liarse un canuto.
Ametz: Tu si que sabes eh?
T: Alguno que otro ya me he hecho ya..
Ametz: Si, lo veo, lo veo. Desde luego se podría decir que la parte de tu cuerpo que deberías asegurar, como buena estrella de Hollywood, son tus dedos eh?
T: Eso si va con segundas, eh lagarta?
Ametz: Jajaja, ya empiezas?
T: Pero si has empezado tu!
Me reí pacifica, mirando embobada aquella perfecta sonrisa que se le dibujaba en la cara
T: Ya se que mis dedos se mueven a la perfección, eso es lo que me dicen siempre..
Ametz: Quien? Tu novia la rubia esa..?
T: Novia? Rubia? Cual de ellas?
Ahora la diversión momentánea me gustaba sin remordimiento alguno.
Ametz: Esa que tanto te gusta, es sin ningún lugar a dudas tu preferida, no?
T: Tu conoces a una rubia que ha estado conmigo? – me preguntaba atónito – Bueno en realidad, si pero.. jeje – pareció ruborizarse al recordar a Ursu -
Ametz: Yo, y medio mundo nene
T: Lo dudo…
Me reí abiertamente viendo como Tom dejaba de trabajar con las manos para mirarme descolocado a intentar averiguar que era lo que le quería decir. Su cara de confusión me hizo subir el volumen de mi risa.
T: Te hace gracia eh? Oye pues cuéntame el chiste que yo también me quiero reír!
No podía parar de reírme en sus narices, cosa que aumentaba con cada mirada que le echaba.
T: Y luego dice que no fuma la tía drogata! A ver tu Antoniaaa! – me gritaba gracioso mientras se arrimaba a mi – Dime quien es esa rubia, a ver si me están emparejando con ella y el tonto de mi no la ha catado todavía!!
Tranquilice mi risa nerviosa, supongo que en parte por la cercanía que ahora nos unía y le dije:
Ametz: Gibson??
T: Jajaja, creo que este también es para ti – me dijo riéndose mientras me ofrecía el porro que acababa de terminar –
Ametz: Mas?
T: Si, porque… o yo he fumado mucho, o tu muy poco. Estoy atontado!!
Ametz: Naciste así Tom!
T: Si, y eso, es lo que te gusta de mi nena
Solté un bufido mientras ladeaba la cabeza en un gesto de resignación.
Suspire hondo colocando ambas manos tras mi culo, irguiendo mi espalda mas aun.
Ametz: Me alegro de que hayas venido Tom
T: Yo.. creo que también
Encendió el porro antes de que me hubiera dado cuenta, lo que me hizo saber que la maria ya me estaba afectando y mas de lo que imaginaba.
Ametz: Si te pregunto algo.. me contestaras?
T: Depende de que
Ambos nos miramos y antes de que pudiera articular palabra, se aventuro:
T: Bill no!
Ametz: Escucha antes de contestar! Solo quiero saber si no ha venido porque no ha podido o por.. por todo lo que ha pasado.
T: Tu que crees?
Ametz: Lo segundo?
T: Entonces porque preguntas si ya lo sabes?
Ametz: Pero es Georg, Nekane…
T: Además seguro la prensa se enteraría y es lo ultimo que Georg quiere, digamos que el se ha quedado de señuelo haciendo los deberes por el resto para..’despistar’
Ametz: Sabes que?.. os echare de menos
T: Es lo que os pasa a todas nena, se que soy irresistible y adictivo, peroooo… es lo que hay! Jajaja
Me puse algo seria al mirarle y confesarle:
Ametz: No cambies nunca Tom, que nadie te haga cambiar, eres genuino.
Sus facciones se tensaron y las pequeñas arruguitas cercanas a sus ojazos desaparecieron, sabiendo que lo que me iba a decir iba totalmente en serio:
T: Te diría lo mismo de no ser porque toda esta mierda ya lo ha hecho contigo
Ametz: Bahh.. no te creas, todo pasa, y esto lo hará, tarde o temprano.. ni me acordare!
T: Ojala sea así, y de hecho espero, que el dia que eso suceda vengas a verme y nos corramos una fiesta juntos.. por los viejos tiempos se puede decir, no?
Ametz: Claro! Eso esta hecho!
Mire de nuevo al frente, entristeciéndome al saber que aquella era la despedida.
Ametz: Bueno.. supongo que de un modo u otro.. sabré de vosotros.. los paparazzi seguirán en vuestra vida diaria así que…
T: Coño! Como nos quieres eh cacho golfa??
Ametz: Jajajaja, pero es la verdad
T: Supongo que si, pero si te vas a fiar de lo que esa escoria humana diga.. mal vamos! Para este año seguro que me sacan otras 25 novias, 4 hijos secretos y quien sabe si otro hermano!
Ametz: Bueno… es el precio de tener un Escalade y un R8 en tu garaje desgraciao!
T: Jajaja que jodia’!! Buen golpe.
Ametz: Es la verdad, no?
T: Si y no. Yo tengo lo que tengo gracias a mis dedos nena – me dijo con tono soberbio – lo recuerdas?? – y me guiño un ojo gracioso –
Ametz: Supongo que si, jeje
El porro había estado rulando entre nuestras manos hasta que como el anterior acabo en la suela de mis zapatos y después de algunas conversaciones banales y otras algo mas interesantes decidimos volver.
Mi intención era mucho mas fuerte que mi cabeza que al intentar incorporarme note con el estomago se me volcaba de un golpe colocándome de nuevo en el suelo.
Tom llego tarde en su intento de sujetarme, consiguiendo solamente quedarse a cuatro patas justo frente a mi.
Me incline totalmente hasta sentir el frío en la espalda riéndome sin parar, viendo la cara de susto que llevaba impresa en sus ojos.
T: Te has hecho daño?
Intentaba contestar pero solo se me escapaba el aire entre los labios imposible de formular una palabra coherente.
T: Me alegro de que no…. fumada! – se adelanto gracioso –
Y al intentarlo de nuevo no pude terminar la hazaña porque Tom me cortaba el paso con su cuerpo.
Sabia que lo iba a hacer. Esos calambres que se te acumulan en la boca del estomago cuando algo que deseas y temes del mismo modo sabes que va a suceder. Que te corta la respiración y hace que tragues saliva de repente intentando aclárate la voz si es que consigues llegar a decir algo.
Solo me miraba, una y otra vez y me hubiera gustado estar en su cabeza para saber exactamente que es lo que pensaba en ese mismo momento.
Sus ojos no me deseaban del mismo modo que antes, pero aun así veía algo que no era solo amistad o lastima.
Unos segundos eternos que quería nunca terminasen. Ahora podía ver a Bill de nuevo.
T: Lo sigo viendo en tus ojos – me dijo sintiendo su aliento entre mis labios –
Ametz: De.. de que.. me hablas? – conseguí contestar –
T: Y si… - empezó a decir con voz ronca y apetecible – hago… esto??
Antes de sentir como su respiración moría en mi boca cerré los ojos asustada. Ni si quiera creo que a eso se le pueda denominar besar, pero sus labios si se juntaron con los míos, una milésima de segundo que fue como volver a sentir el corazón ardiendo de pasión.
Cap.192
Se separo al instante, casi como si nunca se hubiera acercado. Aun seguía con los ojos cerrados recelosa de lo que me iría a encontrar si los abría.
T: Mírame – me ordeno –
En ese momento aprendí a dejar de respirar.
T: Me alegra saber por ti… que lo harías – inspiro hondo antes de mirarme - No por Bill.
Ametz: Que quieres decir? – le conteste aun nerviosa –
Aun sentía casi su piel pegada a la mía y el suave aliento de su boca junto a la mía. Era imposible no tiritar casi de placer al tenerle a tan pocos milímetros. Era una fuerza superior la que se apoderaba de tu cuerpo cuando ese chico se acercaba, bloqueando cualquier atisbo de cordura que quisieras tener en aquel momento.
T: No pienso hacer nada contigo Ametz
Ametz: Quien te lo esta pidiendo? – salte indignada separándome de el –
T: No me entiendas mal… quiero decir que así de algún modo te será mucho mas fácil.. olvidar todo.. supongo – confeso triste -
Ametz: No te entiendo
T: Nada, perdóname, olvídalo
Ametz: Dilo! – le apresure –
Pensó unos instantes antes de desviar su mirada y devolvérmela algo turbia.
T: Creo que si puedes hacer algo con otro que no sea Bill.. podrás olvidarle mas fácilmente
Ametz: Y ese.. se supone que eres tu? – le pregunte sarcástica, demasiado, para la situación –
T: Se que lo harías – contesto herido en su orgullo –
Ametz: Que equivocado estas… - dije sonando fuerte mientras aun me temblaban las piernas –
Se acuclillo con sus brazos sobre las rodillas y arqueando la ceja, bajando su mirada, tal y como Bill hacia cuando le retaban.
Ahora casi podía adivinar la temperatura que mis mejillas estaban cogiendo, hasta tal punto de intentar disimularlo cubriéndolas con mis manos.
T: No querrás que lo intente verdad?? – dijo serio y seductor -
Ametz: No seas crio anda Tom! – solte entre risas intentando levantarme –
Sabia que o salía de allí o seria la ultima vez que estaría cuerda para decir que no.
Su enorme mano derecha se poso sobre mi hombro haciendo presión, sentándome de nuevo.
T: Sabemos que pasaría – sentencio rudo -
Ametz: No digas eso, porque no es verdad. Eso forma parte del pasado.
T: Un pasado que no has enterrado Ametz
Ametz: Por que me haces esto?? Quieres saber si en realidad soy la puta que todos dicen?? – grite enfadada –
La única escapatoria que me quedaba y la manera de averiguar su verdadera intención ahora eran la misma, uniéndose en un juego demasiado peligroso para salir ilesa.
T: Para nada – contesto convencido -
Ametz: Entonces?
T: Ambos sabemos sin hablar lo que hay
Ametz: Sobre que?
T: Sobre todo, Ametz! Por favor no te hagas la imbécil conmigo!
Ametz: Pero ahora por que esto?? A que viene? Quieres decirle a Bill: ‘Esa furcia en el fondo no merecía la pena, me la pude tirar pero no lo hice hermanito!’ Es eso?
T: Que equivocada estas! Jamás lo haría, no soy tan cabron!! – grito con odio -
Ametz: Entonces?
T: Una cosa es querer, otra deber.
Su contestación me dejo mas muda de lo que hubiera imaginado.
Ametz: Sigo sin entender esto Tom..
T: No le quieres tanto Ametz – contesto firme mientras se levantaba dejándome allí –
Me incorpore tambaleándome queriendo ver su cara. Le seguí rápida y me puse ante el, señalándole.
Ametz: Y tu que sabes?
T: Lo he visto en tus ojos! Me has dejado besarte!
Ametz: Y vas a correr a decírselo, no? – grite sintiendo como la ira empezaba su camino, quemándome los pies –
T: Deja de decir eso! Nada de esto le voy a contar a Bill! No es una prueba para el, sino para mi!
Ametz: Para ti?
T: Si, y por extensión para ti también.
Ametz: Si que eres un cabron! – me atreví a decir – me has tenido donde tu querías para en el momento exacto… atacar! Me has dado todo lo que necesitaba: apoyo, cariño, confianza y cuando he bajado la guardia… Zas!
T: No es verdad!
Ametz: Si que lo es!
Me agarro fuerte por los brazos y me empotro sobre una de las furgonetas que reposaba a nuestra derecha. Y sin mediar ni una palabra mas, me beso fuerte, casi dañino.
Me revolvía nerviosa, en el fondo sabiendo que solo oponía resistencia porque temía que alguien nos podría ver.
Cuando me canse de luchar en vano contra el, me relaje pero sin devolverle aquel beso interminable que tan dulce a pesar de todo me estaba pareciendo.
Su lengua recorriendo diestra mis labios, sintiendo como el frío de su piercing se iba templando con el calor de mi boca.
Se separo cuando pensaba que iba a estallar de calor.
T: Lo ves?
Me hicieron falta unos segundos mas de los necesarios para poder mirarle y contestar sin que la voz me temblase.
Ametz: No puedo confiar en ti – admití apenada –
T: No porque nunca hemos sido amigos, pero a pesar de eso, esto nunca saldrá de aquí.
Ametz: No eres bueno.. – le dije dolida –
T: No sabes mis intenciones ni el porque, así que no me juzgues Ametz, yo no lo he hecho contigo y creeme que podría haberlo hecho
Su razonamiento me dejo un tiempo pensativa, digiriendo sus ultimas palabras y sin duda su atrevimiento.
Ametz: Si no eres mi amigo, por que te has hecho pasar por uno y luego haces esto?
T: Por ti!
Ametz: Por mi?? Pero.. que… cojones! – le salte torciendo el gesto, separándome de sus brazos –
Ametz: No has podido pensar por un momento que.. – estaba mas nerviosa que antes y sabia que lo que iba a decir no debía hacerlo, pero era la verdad y ahora la sinceridad corría de mi parte –
T: Que, que?
Ametz: Que eres Bill! Le veo a el! En tus ojos! En tu boca! Sus brazos, su nariz, sus facciones, sus manos… eres.. lo que quiero ver! – solté en el fondo mas dolida que el –
Como Tom me había dicho, la verdad duele, y aquello le dolió casi tanto como a mi. Vi como sus pupilas se contraían repentinamente oscureciendo el color de sus ojos, diluyendo su saliva que ahora le quemaba en el paladar.
Sus músculos se tensaron bajo su ropa, cediendo ante la presión por golpear.
Ametz: Lo siento – me disculpe al instante – no debía…
T: No te creo. así como no creo que seas una aprovechada, tampoco me creo eso.
Ametz: Tom.. volvamos, por favor. Lo único que no necesito ahora es agravar mas mi situación
T: No era mi intención, solo quería que te dieses cuenta que.. – se corto como ruborizándose por lo que estaba pensando –
Le mire preguntándole con los ojos, levantando su mentón con mis dedos.
T: Que no sufras por algo.. que no es como tu crees.
Ametz: Ya se que… lo que yo quiero jamás sucederá, pero eso no tiene nada que ver contigo Tom.
T: No en especial, pero tienes que darte cuenta que Bill no es el único, no es tu única esperanza, ni la persona de tu vida, que sin el te mueres! Jamás pienses eso de nadie! Porque no es verdad
Ametz: Estas intentando encubrir tu verdadera intención con esto??
T: Para nada! Si hubiera querido.. ya me hubiera entrometido Ametz
Ametz: Entonces, es que tengo que agradecerte algo?
T: No, porque ni aun con esas lo ves. Tendrás que darte cuenta tu solita
Jamás sabré si la intención de Tom era tan desinteresada como el me quiso hacer ver. Siempre me debatiré en la dubitativa de si lo hizo porque quería besarme, si lo hizo por comprobar mi verdadera integridad o si Bill le encargo hacerlo; pero de alguna manera estaba segura de que no saldría de allí.
Ni la conversación que habíamos tenido, ni nuestro ultimo momento juntos, y aunque hubiera querido recordarlo como el dulce abrazo que me regalo junto con sus palabras en la sala del hospital, serán lo ultimo que vea de el cuando su rostro aparezca en mi subconsciente; creo que sus labios sellan mucho mejor ese sentimiento.
Tampoco nunca me volveré a plantear si mi confesión sobre el porque de lo que hice era realmente la verdad, ya que probablemente me encontraría algo que si aliviaría mi dolor pero me haría olvidar mas fácilmente esa parte que quería permaneciera conmigo de Bill por el resto de mis días.
Lo que me hizo bajar la guardia y esconder las uñas, fue su triste mirada hacia mi. Comprobé la claridad de su corazón y lo mucho que sentía a su modo todo. Bajo esa apariencia de egoísta, petulante, ególatra, narcisista y egocéntrico se escondía una personalidad frágil y dulce, que puede ser derribada con tan solo la palabra exacta de la persona indicada, imagino que ese no es nadie mas que Bill.
En el fondo ambos sabíamos, tal y como el había dicho, la verdad de todo.
Siempre quedaría eso entre nosotros que ni si quiera sabíamos lo que era pero nos unía de algún modo, teniendo presente que los mas importante para ambos era Bill.
Ametz: Se que se fía de ti – le dije inesperadamente –
T: Mas que tu si desde luego
Ametz: No.. me tomes en cuenta algunas cosas…
T: Conmigo no te disculpes, se lo que quieres decir y lo comparto contigo. Ven aquí anda –me dijo antes de estrecharme de nuevo –
Conseguí no sentir nada que no seria nostalgia y cariño por el, verle con los ojos que debía.
Le bese tierna en el cuello, queriendo transmitir con aquel ultimo beso tantas sensaciones como había vivido con el: sorpresa, simpatía, alegría, deseo, pasión, cariño, amistad y confidencia.
Inclino su cabeza hacia atrás recibiéndome sin resistencia, su mano se poso nerviosa entre mi pelo ayudándome en mi trayectoria, y aun así sabia que aquello era lo mas puro que ambos deseábamos.
Quise decirle tantas cosas, que el miedo de romper aquel final perfecto, aunque solo seria con el, me paralizo la lengua por completo.
Me separe lenta y algo abotargada, cuando sentí su móvil vibrar entre ambos.
El tiempo había pasado demasiado despacio en nuestro mundo, del que salir costaba mas que cualquier otra cosa.
Al separar su mano de mi nuca sentí de nuevo el frío, esta vez un frío que me llego hasta los huesos cuando descubrí que aquella llamada no traería nada bueno y mas al ver la expresión de Tom, tornar en una de desagrado.
Ametz: Que pasa? – le pregunte –
T: Era Gus.. creo que debemos volver – me dijo con la misma imagen del pánico en la cara –
Ametz: Tom que pasa??
Me colgué de su brazo mientras rápidos volvíamos al recinto.
Ni un solo sonido salió de su boca, pero el solo gesto de agachar la mirada para evitar la mía y que descubriera la autentica razón, me hizo saltar de angustia separándome de el para echar a correr.
El corazón me latía mas rápido de lo que mis piernas podían correr y la impotencia de saber que no llegaría me hacia la respiración mas insuficiente.
Cuando me separe de Tom, solo pude sentir sus veloces pasos tras los míos, queriendo llegar tan rápido como yo.
La garganta me quemaba de dolor guardando unas lagrimas que estallarían cuando mi paso se detuviera en el instante de llegar. El frío ahora recorría intenso mi cuerpo, solidificando cualquier parte que quedara con vida.
La entrada ahora se me antojaba oscura y nebulosa, desértica, tan solo con el ruido sordo de mi corazón luchando por llegar. Los pasos se me iban acortando y la vista cada vez se estrechaba justo a la vez que el pasillo alargaba sus metros.
No gire mi vista para ver si Tom me seguía porque le sentía tan cerca que creía que si paraba un instante mi marcha, me atropellaría.
No quería pensar, de hecho no podía, pero el presentir que lo que me esperaba no era de ninguna de las maneras algo bueno, me hacia sufrir casi de un modo malévolo.
Solo podía distinguir el rostro mortecino de Nekane entre mis pensamientos, blanca, pálida, aterida… un flash de sensaciones amargas y dolorosas que rezaban porque no se cumplieran.
El final del pasillo llego, y la primera gota fría de sudor corrió por mi nuca resbalando hasta la mitad de mi espalda, sintiendo como se me empapaba la camisa.
Las primeras escaleras me parecieron lo mas rápido desde que había echado a correr, pero pasando del 1º piso crecían sin parar hasta no ver el limite ni fin. La mano izquierda se me resbalaba de la barandilla intentando hacer presión por avanzar tan solo consiguiendo dilatar el paso.
Un ácido sabor a incertidumbre se me acentuó bajo la lengua fluyendo de un modo rápido, mezclándose con la saliva que ahora tragaba repentinamente intentando no atragantarme con ella.
Llegando al piso vi su puerta sin ni si quiera llegar y fue cuando la mueca de dolor se reflejo en mi cara, los ojos se me aguaron imposibilitándome la vista.
Me seque las primeras lagrimas con el dorso de mi camisa, intentando no alarmarme mas de lo que ya estaba sin saber la certeza de la situación, pero era demasiado pedir para un estado de alerta en el que yo misma me había posicionado. Como era de esperar no había nadie.
Ni si quiera toque en la puerta antes de entrar porque sospeche que nadie nos estaría esperando, y después de desechar la idea de coger de dentro mi móvil, me dispuse igual de rápida a salir y correr hacia los quirófanos.
Al volverme vi a Tom en el umbral de la puerta esperándome, dispuesto a seguirme allí donde yo fuera. Las palabras en momentos como aquellos sobraban, de hecho no podía describirme de ninguna otra manera mejor su estado de animo, que con aquel rostro descompuesto por la inquietud.
El podía saber mas que yo, pero no sabia que hacer o donde ubicarse. Me aguardaba con cara de respuestas inmediatas y a mi solo se me ocurría echar a correr hacia el único lugar donde podían estar.
Ninguno dijo ni una sola palabra en el segundo que duro el intercambio de miradas, pero tampoco hizo falta, Tom siguió cada uno de mis pasos apresurados casi tan diligente como mi sombra.
Las escaleras se me hacían interminables y la presión que la intermitente y acelerada respiración me había propinado me imposibilitaba la llegada del suficiente oxigeno al cerebro.
Podía sentir el aliento de Tom acompasado al mío en mi espalda, mientras mis pasos se aceleraban con los suyos.
Sentía el impulso de acelerar mas fuerte con cada pisada pero mis piernas no podían moverse mas rápido.
La llegada fue inesperada y mas rápido de lo imaginada.
Tan solo Ursula y Gus se mantenían junto a el, en la escena lejana que ante mis ojos apareció. Un nuevo impulso y un ultimo esfuerzo.
Podía imaginar sus rostros sin ni si quiera verlos. Ahora la esperanza era lo que anhelaba mas que cualquier otra cosa, quizá su aspecto desenfadado es lo que me hizo relajar los músculos de tal manera que los últimos metros ya no fue necesario recorrerlos sin aliento y contra reloj, justo el tiempo necesario, los segundos exactos en los que toda una vida cambia.
Ni si quiera sabes muy bien como sucede. No ves el momento, el enlace de los hecho, tan solo el final de todo y el instante preciso y desencadenante que hace que todo termine.
El medico frente a Georg, que parecía escoltado por Ursu y Gus a sus espaladas, dio un paso al frente, como alistándose con su oyente, preparado en cierto modo para lo que tendría que afrontar.
Según iba llegando mi paso disminuyo con miedo a acercarme, con pavor a lo que ahora mis oídos si podrían escuchar. Tom se mantenía detrás de mi como un espectro.
Aun no había llegado a esa distancia en la que los demás podían percibir nuestra presencia, pero la parálisis a la que ahora me veía sometida era insuperable.
La oscuridad de sus ojos, el semblante critico, sus manos lánguidas, la mirada perdida en el infinito sin ningún punto de referencia, la respiración tan escasa que casi parecía muerto, aquel silencio tedioso, que de haber permanecido mas de un minuto nos hubiera vuelto locos.
Dct: Sr. Listing… - balbuceo sin mirarle a penas a la cara – no… - tartamudeo, ahora parecía que su cuerpo estaba emitiendo pequeñas descargas – no hemos podido hacer nada por ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario